martes, 6 de julio de 2010

Drive in the Flintstones



La careta de entrada y de salida de Los Picapiedra nos enseña sintéticamente, con una muy precisa mostración de sus elementos fundamentales, en qué consistía un drive-in. Ambas caretas sirven a su vez, y lógicamente, de inicio y de final del visionado de un capítulo. Los Picapiedra llegan al autocine; los Picapiedra abandonan el autocine. La deducción semántica de esta estructura es que Los Picapiedra acuden al autocine a verse a sí mismos, porque lo que hay en mitad es el contenido del capítulo en el que participan.

Por otra parte, es también la indicación socio-cultural de cómo la familia aprovecha su tiempo de ocio y esparcimiento. Nada más salir del trabajo, Pedro Picapiedra sale cagando hostias a su casa para recoger a la familia y los amigos y presentarse a tiempo en el
drive-in para ver la película.





The Flintstones cosechó un tremendo éxito que mantuvo durante treinta años, sentó las bases de la sit-com de animación e influyó ostensiblemente en múltiples series y cartoons posteriores como, por ejemplo, Los Simpson que, de hecho, desbancó a Los Picapiedra -que acumularon 166 capítulos- como la serie de animación con mayor duración de la historia en 1997.La cultura flintstoneiana y su concepto y modelo de familia tiene una correspondencia evidente con las pautas sociales del american way of life mientras que Los Simpson opta por una vía diametralmente opuesta, en la que desmonta esos preceptos y muestra la cara amarga, cínica y desencantada de la burbuja del capitalismo consumista.

En cualquier caso, el modelo que 
The Flintstones prodigaba era el resorte perfecto desde el que lanzar una política de consumo y su pareja venta de felicidad. La publicidad no podía dejar escapar su impacto mediático y, particularmente, no podía dejarlo escapar un producto que, por aquel entonces, buscaba nuevos referentes e iconos que renovasen la confianza en su industria tras los palos que recibían de centros y asociaciones sanitarias y médicas: el tabaco.



(Con la cuarta temporada de Mad Men a la vuelta de la esquina... ¿soy yo o Pedro Picapiedra llevándose un cigarro a la boca se parece misteriosamente a Don Draper?)

Os dejo por aquí otro ejemplo de publicidad tabaquera aprovechando el éxito de una serie televisiva. Se trata de la archiconocida 
I love Lucy, otra de esas series en que se puede identificar fácilmente la cultura del american way of life y cuyo éxito y audiencia se vio igualado por The Flintstones con el capítulo The blessed event, en el que nacía Pebbles.



Podéis encontrar más anuncios antiguos de tabaco aquí.



No hay comentarios:

Publicar un comentario