De un tiempo a esta parte -y exceptuando la superstición que fija en el 21 de diciembre de 2012 el fin del mundo- las predicciones sobre el futuro no establecen su horizonte en una fecha del calendario concreta sino en una cifra: 15,000 millones. Ese es el número de habitantes que, según muchos, sería el límite que la Tierra sería capaz de soportar. Otros lo sitúan en el doble, 30,000 millones. No parece haber consenso.
Las estimaciones se basan en las siguientes preguntas -terroríficas si las pensamos como la voluntad del ser humano por llevar al máximo la disponibilidad hipotética del planeta-: ¿Cuánto es capaz de aguantar la Tierra? ¿Hasta cuándo podemos seguir poblándola sin solución de continuidad? ¿Cuándo traspasaremos el umbral de no retorno? ¿Cuándo dejaría de ser habitable la Tierra por haber en ella demasiados habitantes como para que fuese sostenible? ¿Son sostenibles 15,000 millones de terrestres? ¿Es sostenible la cifra actual cercana a los 7,000 millones?
Según aparece en el libro que he referenciado en anteriores entradas, el economista británico Colin Clark cree que la Tierra podría soportar 35,000 millones. De Wit, profesor norteamericano, va mucho más allá y sitúa el límite en 146,000 millones correspondiendo para cada persona hasta 750m2 de espacio vital y habitable por persona, que haciendo un par de cálculos uno ve que es completamente imposible si no se pueblan los océanos de alguna loca manera.
Llevado a su extremo, ya delirante, la Tierra podría soportar 120 personas por metro cuadrado, formando torres encima unos de otros en placas de un metro cuadrado. Torres que llegarían hasta los 2000 pisos. El dato es curioso, pero inconcebible desde cualquier otro punto de vista.
Máxime cuando la huella ecológica del ciudadano occidental contemporáneo indica que necesitaríamos más de tres planetas como la Tierra para que todos pudiésemos seguir viviendo como hasta ahora. Usamos muchos más recursos y generamos muchísimos más residuos de los que nos corresponden para cumplir con la sostenibilidad del planeta. Y evidentemente, cuanta más gente hay en el planeta, menor es la huella ecológica que nos corresponde.
Sí, la superpoblación es un problema.
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